Madrid: Eudema, 1996. — 275 p.
El propósito de este trabajo es presentar lo que se conoce con el nombre de Gramática o Lingüística Cognitiva, corriente lingüística que, de forma dispersa en los últimos años, ha ido aunando en torno a determinados postulados básicos un número cada vez más nutrido de estudiosos del lenguaje. Tal corriente en modo alguno se pretende revolucionaria, y, es más, al presentarla de una forma crítica, hemos querido acentuar los fuertes lazos que guarda con diversas perspectivas metodológicas, desde los estudios postestructurales en torno al texto y su dimensión pragmática, hasta —de forma disimilar— la Gramática Generativa.
Partir del supuesto de que el lenguaje guarda estrechas vinculaciones funcionales con otros sistemas cognitivos ha supuesto una perspectiva de acercamiento al estudio del lenguaje no como facultad universal, sino como hecho particular, y, fundamentalmente, desde un posicionamiento semántico; se trata de una gramática de base semántica que trata de estudiar el uso, el funcionamiento del lenguaje. Tal gramática se entiende como metodológica, no constructiva, y sin una organización parcelar autonomista de sus disciplinas. Las interrelaciones entre semántica y sintaxis, y semántica y pragmática, han constituido puntos claves del desarrollo teórico de nuestra exposición, que fundamenta las bases de una visión cognitiva de la lengua. Pero, quizás, los elementos más investigados que muestran esas interrelaciones entre la lengua y otros sistemas cognitivos sean los prototipos, cuyo estudio hemos tratado de diseñar para dar cuenta de su hipotética utilidad en la organización de las categorías metalingüísticas, en tanto que reconocimiento de la diversidad y diferencia de sus elementos. La vinculación de los prototipos con los esquemas de expectativas que conducen el funcionamiento tanto del sistema
lingüístico como de otros sistemas cognitivos ha sido patente.
Sin duda el estudio de la metáfora y de la metonimia, en definitiva de los procesos imaginativos, como principios explicativos del funcionamiento cognitivo — y, por ende, del lingüístico —, ha sido uno de los puntos más y mejor estudiados en Gramática Cognitiva. En nuestro trabajo no le hemos dedicado un capítulo específico, ya que entiendo que su tratamiento más adecuado hubiese sido práctico, no teórico, como fundamentalmente es este trabajo. Y entiendo también que éste es uno de los principales problemas del estudio que estoy presentando: se trata de un
libro teórico, quizás excesivamente teórico, y si bien nada se puede hacer sin teoría — no existe camino alguno que lleve de la experiencia a la creación de una teoría —, la auténtica validez de una metodología deberá probarse en el poder explicativo de sus descripciones —una teoría debe ser verificada por la experiencia—. De todas formas, estoy convencido de que ese poder explicativodescriptivo —que ha quedado fuera de nuestros objetivos— pronto se difundirá,
pues metateóricamente hay justificación para ello.
Cierra el libro un capítulo dedicado al estudio de la organización de los significados, aspecto éste particularmente interesante en Gramática Cognitiva, tanto por la gran cantidad de estudios dedicados al respecto como por su importancia metateórica, pues si se trata de establecer una gramática de base semántica, en la que el significado de sus unidades es un punto clave en el
funcionamiento y organización de las mismas, es claro que su cuestionamiento y planteamiento debe quedar primordialmente claro.