Introducción
Vivimos los tiempos en que se anuncia el fin del capitalismo: la sociedad de la explotación y la competencia es incapaz de reproducirse como lo ha hecho durante siglos, lo que vaticina un cambio radical de época. En los últimos 50 años, las señales de tal incapacidad se acumulan y encuentran su expresión más nítida en la destrucción del ambiente, dado que la explotación capitalista no puede proseguir si no cuenta con algún tipo de base material. A ello se suma la descomposición de las sociedades y los territorios que hacían posible la acumulación de valor.
El debate sobre el fin del capitalismo se ha fortalecido tras la revolución mundial de 1968, en la que se rompió el consenso político y cultural producto de la segunda guerra mundial. En esta controversia se tiene tanto la vertiente polémica, en la que se discute si el capitalismo cuenta o no con las capacidades para superar sus contradicciones, como la posición que considera las relaciones y dinámicas que permiten reconocer el fin del sistema. En los años recientes, de la mano de las catástrofes ambientales y sociales, así como de los informes sobre el cambio climático y la extinción de la vida en el planeta, el fin de época gana momentum para convertirse en uno de los principales temas del debate público y del diálogo social: ya no es solo un tema de especialistas sino una interpretación de la realidad que marca el rumbo de nuestras sociedades y propicia acciones y prácticas antisistémicas.
En este punto, conviven las luchas antisistémicas con las reacciones más conservadoras que, en la defensa a ultranza del orden de cosas existente, también construyen escenarios distópicos anunciando el fin del ciclo histórico. Emergen así acciones e interpretaciones sobre un cambio de época. La disputa más clara es entre aquellos sujetos sociales que actúan para crear un orden que supere al capitalismo, abriendo un horizonte en el que las formas de interacción social sean más creativas y autónomas; por otro lado, están quienes impulsan respuestas autoritarias y proyectan relaciones sociales que radicalicen la explotación, el patriarcado y el racismo. Así, el aire de la época se presenta como un desgaste radical de la lógica interna del capitalismo que coexiste con una lucha entre distintas posiciones sociales por construir escenarios de transición. Asistimos a un gran ciclo de disputas, en una situación de colapso.
En este trabajo nos preguntamos acerca de los límites que ha alcanzado el capitalismo con el fin de entender los escenarios de la disputa por sustituir al sistema imperante. El sistema agoniza, pero, como lo establece la hipótesis de la bifurcación propuesta por Immanuel Wallerstein, se trata de un macro-proceso cuya trayectoria y resultados son inciertos. Las relaciones que permitieron la reproducción del capitalismo durante más de 500 años han llegado a su límite. Al no poder reproducirse en forma coherente, encontramos que el capitalismo entra en un ciclo histórico de “caos determinado”, marcado por el tránsito hacia nuevas relaciones y formas de articulación social. Para esta interpretación, la bifurcación tiene dos posibilidades extremas: por una parte, la desintegración de las relaciones sociales básicas del capitalismo (mercados, relación salarial, monopolización de los medios de producción) y de sus instituciones esenciales (corporaciones trasnacionales, fuerzas armadas, gobierno, democracia representativa, organizaciones normalizadoras) dando paso a lo que de manera sintética se denomina barbarie, un mundo aún peor del que vivimos; por otra parte, la construcción de relaciones sociales que superen las instituciones del capitalismo así como la explotación de la llamada naturaleza y de las personas: idea resumida en la creación de los otros mundos posibles regidos por los principios de autonomía y autodeterminación.
El carácter caótico e incierto de la bifurcación deriva de la complejidad que caracteriza a la sociedad capitalista, de su diversidad histórica y social, así como de las dificultades que aún tenemos para entender la totalidad del sistema. Para abordar esta complejidad proponemos estudiar y establecer las principales líneas de fuerza que marcan la ruptura de la reproducción del sistema, proceso que denominamos dislocación sistémica, entendido como la generalización de un modo de reproducción que pierde sus regularidades y solo logra reproducirse mediante contradicciones que se amplifican sin cesar; la tendencia principal del proceso de dislocación es la generación de catástrofes en todos los órdenes de la sociedad y de la relación de ésta con la llamada naturaleza. Concentramos nuestra investigación en los procesos de ruptura de las regularidades sistémicas. Tomar esta perspectiva de análisis nos permite enfocarnos en los sujetos protagónicos, los procesos disruptivos y las relaciones de fuerza que definen el sentido de la dislocación, proponiendo una interpretación de procesos que se han estudiado de manera aislada.
Author(s): Raúl Ornelas Bernal
Edition: First
Publisher: Instituto de Investigaciones Económicas - UNAM
Year: 2020
Language: Spanish
City: Mexico
Introducción
Primera parte. Dos interpretaciones sobre la debacle capitalista
Capítulo 1. La dislocación del capitalismo · Raúl Ornelas Bernal
Capítulo 2. 12 hipótesis sobre la trayectoria del capitalismo contemporáneo · Daniel Inclán Solís
Segunda parte. Corporaciones y súper ricos: núcleo del poder mundial
Capítulo 3. Las corporaciones trasnacionales en la economía mundial · Raúl Ornelas Bernal
Capítulo 4. El reino del exceso. Élites económicas e hiperconcentración de la riqueza · Sandy Ramírez Gutiérrez
Tercera parte. Tendencias disruptivas en el capitalismo contemporáneo
Capítulo 5. Las corporaciones trasnacionales y la dislocación del capitalismo · Raúl Ornelas Bernal
Capítulo 6. Preservación del capitalismo y destrucción del ambiente: obstinación corporativa y estrategias prosistémicas · Maritza Islas Vargas
Capítulo 7. Las corporaciones trasnacionales en el centro de la destrucción del ambiente en el siglo XXI. El caso de la industria petrolera · Cristóbal Reyes Núñez y Josué García Veiga
Participantes