Prólogo, 1
LIBRO PRIMERO: La estructura de la sociedad.
CAPÍTULO PRIMERO.—Origen de los privilegios.—I. Servicios y recompensa del clero.—II. Servicios y recompensa de los nobles.—III. Servicios y recompensa del rey, 9
CAP.II.—Los privilegios.—I. Número de los privilegiados.—II. Sus bienes, capital y renta.—III. Sus inmunidades.—IV. Sus derechos feudales.—Estos beneficios son restos de la soberanía primitiva.—V. Pueden ser justificados por servicios locales y generales, 24
CAP. III. —Servicios locales que deben los privilegiados.—I. Ejemplos en Alemania é Inglaterra.—Los privilegiados no prestan esos servicios en Francia.—II. Señores residentes -Restos del buen espíritu feudal.—No son duros con sus terratenientes, pero no tienen ya el gobierno local.—Su aislamiento.—Pequeñez y medianía de su situación.—Los gastos.—No están en estado de perdonar sus créditos.—Sentimientos que hacia ellos abrigan los campesinos.—III. Señores no residentes.—Enormidad de sus fortunas y sus derechos.—Teniendo mayores ventajas, deben mayores servicios.—Razones de su ausencia.—Efecto de su alejamiento.—Apatía en las provincias.—Estado de sus tierras. No dan limosnas.—Miseria de sus terratenientes.—Exacciones de sus administradores.—Exigencias de sus deudas.—Estado de sus justicias.—Efectos de su derecho de caza.—Sentimientos que hacia ellos abrigan los campesinos, 46
CAP. IV.—Servicios generales que deben los privilegiados.—I. Ejemplo en Inglaterra.—Los privilegiados no prestan esos servicios en Francia.—Influencia y derechos que les quedan.—No se sirven de ellos, sino en provecho propio.—II. Asambleas del clero —No sirven sino al interés eclesiástico.—El clero exento de impuestos.—Solicitudes de sus agentes.—Su celo contra los protestantes.—III. Influencia de los nobles.—Reglamentos en su favor.—Preferencia que obtienen en la Iglesia.—Distribución de obispados yabadías.—Preferencia que obtienen en el Estado.—Gobiernos, empleos, sinecuras, pensiones. gratificaciones.—En vez de ser útiles son una carga.—IV. Aislamiento de los jefes.—Sentimientos de los subordinados.—La nobleza de provincias.—Los párrocos.—V. El rey.—Sus privilegios son los más enormes de todos.—Habiendo acaparado todos los poderes, está encargado de todas las funciones.—Pesantez de esta tarea.—La exquiva ó no tiene fuerzas para realizarla.—Seguridad de su conciencia.—Francia es su propiedad.—Cómo abusa de ella.—La monarquía centro de los abusos.—VI. Latente desorganización de Francia, 90
LIBRO II: Costumbres y caracteres.
CAPÍTULO PRIMERO.—Principios de las costumbres bajo el antiguo régimen.—La corte y la vida representativa.—I. Aspecto físico y carácter moral de Versalles.—II. La casa del rey.—Personal y gastos. -Su casa militar, sus cuadras, su montería, su capilla, su facultad, mesa, habitación, guardarropa, sus edificios, su guardamuebles, sus viajes.—III. La sociedad del rey.—Empleados de su casa.—Invitados de sus salones.—Las ocupaciones del rey.—El levantarse, la Misa, la comida, los paseos, la caza, la cena, el juego, veladas.—Siempre está en escena y acompañado.—V. Diversiones de las personas reales y de la corte.—Luis XV.—Luis XVI.—VI. Otras vidas análogas.—Príncipes y princesas.—Señores de la corte.—Rentistas y advenedizos.—Embajadores, ministros, gobernadores, oficiales generales.—VII. Prelados, señores é hidalguillos de provincia.—La aristocracia feudal convertida en una sociedad de salón, 125
CAP. II.—La vida de salón.—I. Solamente es perfecta en Francia. Consecuencias del carácter francés.—Consecuencias del tono de la corte en Francia.—Esta vida se hace cada vez más agradable y absorbente.—II. Subordinación de los demás intereses y deberes.—Indiferencia por los asuntos públicos.—Unicamente dan ocasión á frases ingeniosas.—Negligencia en los asuntos privados.—Desorden en el hogar y derroche de dinero.—III. Divorcio moral de los esposos.—La galan tería.—Separación de los padres y de los hijos.—La educación, sus lagunas y su objeto.—Tono de los criados y proveedores.—El sello mundano es universal.—IV. Atractivo de esta vida.—El saber vivir del siglo diez y ocho.—Su perfección y sus recursos.—Autoridad de las mujeres para enseñar y dar leyes.—V. La felicidad en el siglo diez y ocho.—Ociosidad, pasatiempos, chanzas.—VI. La alegría en el siglo diez y ocho.—Sus causas y sus efectos.—Tolerancia y licencia. Bailes, fiestas, cacerías, festines, placeres.—Libertad de los magistrados y prelados.—VII. Principal diversión, la comedia de sociedad.—Galas y excesos, 177
CAP. III.—Inconvenientes de la vida de salón.—Es artificial y seca.—Regreso á la naturaleza y al sentimiento.—II. Rasgo final que concluye de dibujar la fisonomía del siglo, la sensibilidad de salón.—Fecha de su advenimiento.—Sus síntomas en el arte y la literatura. Su ascendiente en la vida privada.—Sus afectaciones.-Su sinceridad.—Su delicadeza.—III. Insuficiencia del carácter así formado.—Adaptado á una situación, no está preparado para la situación contraria.—Lagunas en la inteligencia.—Lagunas en la voluntad.—Este carácter está subsanado por el conocimiento del mundo, 224
LIBRO III: El espíritu y la doctrina.
CAPÍTULO PRIMERO.—Composición del espíritu revolucionario.—Primer elemento, la adquisición científica.—I. Acumulación y progresos de los descubrimientos en las ciencias naturales.—Sirven de punto de partida á los nuevos filósofos.—II. Cambio del punto de vista en la ciencia del hombre.—Se separa de la teología y se suma como una prolongación á las ciencias naturales.—III. Transformación de la historia.-Voltaire, la crítica y los estudios enciclopédicos.—Montesquieu, resumen de las leyes sociales.—IV. Transformación de la psicología -Condillac, teoría de la sensación y de los signos.—V. Método analítico.—Su principio.—Condiciones requeridas para que sea fructuoso.—Estas condiciones faltan ó son insuficientes en el siglo diez y ocho.—Verdad y supervivencia de ese principio, 241
CAP. II.—Segundo elemento, el espíritu clásico.—I. Sus indicios, su duración, su poder.—Sus orígenes y su público.—Su vocabulario, su gramática, su estilo.—Su procedimiento, sus méritos sus defectos.—II. Su laguna original.—Signos de dicha laguna en el siglo diez y ocho.—Se acrecienta con el tiempo y con el éxito.—Pruebas de este crecimiento en el siglo diez y ocho.—Poemas serios, teatro, historia, novelas.—Concepción incompleta del hombre y de la vida humana.—III. Conformidad del método filosófico.—La ideología.-Abuso del procedimiento matemático.—Condillac, Rousseau, Mably, Condorcet, Volney, Sieyes, Cabanis, Tracy.—Exceso en las simplificaciones y teme ridad en las construcciones, 281
CAP. III.—Combinación de los dos elementos.—I. La doctrina, sus pretensiones, su carácter.—Nueva autoridad de la razón en el gobierno de las cosas humanas.—Hasta ahora ese gobierno pertenecía á la tradición.—II. Origen naturaleza y valor de los prejuicios hereditarios.—En qué son legítimos la costumbre, la religión y el Estado.—III. La razón clásica no puede colocarse en ese punto de vista.—Se desconocen los títulos pasados y presentes de la tradición.—La razón acomete la empresa de destruir aquélla.—IV. Los dos estadios de esa operación.—Primer estadio, Voltaire, Montesquieu, los deistas y los reformadores.—Lo que destruyen y lo que respetan.—V. Segundo estadio, el regreso á la naturaleza.—Diderot, Hobach y los materialistas.—Teoría de la materia viviente y de la organización espontánea.—Moral del instinto animal y del interés bien entendido.—VI. Rousseau y los espiritualistas.—Bondad original del hombre.—Error de la civilización.—Injusticia de la propiedad y de la sociedad.—VII. Los hijos extraviados del partido filosófico.—Naigeon. Sylvain, Marechal, Mably, Morelly.—Descrédito completo de la tradición y de las instituciones que de ella se derivan, 288
CAP. IV.—Construcción de la sociedad futura.—I. Método matemático.—Definición del hombre abstracto.—El pacto social.—Independencia é igualdad de los contratantes. Todos serán iguales ante la ley, y cada uno tendrá su parte en la soberanía.—II. Primeras consecuencias.—La aplicación de esta teoría es cómoda.—Motivos de confianza, persuasión de que el hombre es por esencia razonable y bueno.—III. Insuficiencia y fragilidad de la razón en el hombre.—Insuficiencia y fragilidad de la razón en la humanidad.—Papel su balterno de la razón en la conducta del hombre.—Las potencias brutas y peligrosas.—Naturaleza y utilidad del gobierno.—Con la nuevateoría el gobierno se hace imposible.—IV. Segundas consecuencias.—Con la nueva teoría el gobierno se hace despótico.—Precedentes de la teoría.—La centralización administrativa.—La utopía de los economistas.—Ningún derecho anterior es valedero.—No se tolera ninguna asociación colateral.—Desaparición total del individuo en la comunidad.—Derechos del Estado sobre la propiedad, la educación y la religión.—El estado, convento espartano.—V. Triunfo completo y últimos excesos de la razón clásica.—Cómo se convierte en una monomania.—Por qué no es viable su obra, 327
LIBRO IV: La propagación de la doctrina.
CAPÍTULO PRIMERO.—Exito de esta filosofía en Francia.—Fracaso de la misma filosofía en Inglaterra.—I. Causas de esta diferencia.—El arte de escribir en Francia.—Es el superior en esta época.—Sirve de vehículo á las nuevas ideas.—Los libros están escritos por gentes de mundo.—Los filósofos son hombres de mundo y por consecuencia escritores.—Por esta razón la filosofía trasciende á los salones.—II . Gracias al método, se hace popular.—III . Gracias al estilo, se hace agradable.—Los dos condimentos especiales del siglo diez y ocho son: lo licencioso y lo festivo.—IV. Arte y procedimientos de los maestros.—Montesquieu.—Voltaire.—Diderot.—Las bodas de Figaro, 355
CAP. II.—El público en Francia.—I. La aristocracia.—Generalmente es refractaria á las novedades.—Condiciones de esta repugnancia.—Ejemplo en Inglaterra.—II. Las condiciones contrarias se encuentran en Francia.—Ociosidad de la clase elevada.—La filosofía parece un juego de la inteligencia.—Además es el aliciente de la conservación.—La conversación filosófica en el siglo diez y ocho.—Su superioridad y su encanto.—Atractivo que ejerce.—III.—Otro efecto de la ociosidad.—El espiritu escéptico, libertino y crítico.—Antiguos resentimientos y nuevos descontentos contra el orden establecido.—Simpatías por las teorías que atacan.—Hasta qué punto son adoptadas.—IV. Su propagación en las clases elevadas.—Progresos de la incredulidad en religión.—Sus orígenes.—Estalla bajo la regencia.—Irritación creciente contra el clero.—El materialismo en los salones.—Las ciencias en boga.—Opinión final sobre la religión.—Escepticismo del alto clero.—V. Progresos de la oposición en política.—Sus orígenes.—Los economistas y los parlamentarios.—Facilitan el camino á los filósofos.—Vientos de fronda en los salones.—Liberalismo de las mujeres.—VI. Esperanzas infinitas y vagas.—Generosidad de los sentimientos y de la conducta.—Dulzura y buenas intenciones del gobierno.—Ceguedad y optimismo, 390
CAP. III.—I. La clase media.—Antiguo espíritu del Tercer Estado.—Los asuntos públicos no conciernen más que al rey.—Límites de la oposición jansenista y parlamentaria.—Cambio en la condición del burgués.—Se enriquece.—Presta al Estado.—Peligro de su crédito.—Se interesa por los asuntos públicos.—III. Sube en la escala social.—El noble se le aproxima.—El se aproxima al noble.—Se pule.—Es hombre de mundo.—Se siente igual al noble.—Le molestan los privilegios.—IV. Entrada de la filosofía en los espíritus así dispuestos.—En estos momentos está en boga la de Rousseau.—Concordancia de esta filosofía con las nuevas necesidades.—Es adoptada por el Tercer Estado.—V. Efecto que en él produce.—Formación de las pasiones revolucionarias.—Instintos de nivelación.—Necesidad de dominación. -El Tercer Estado decide que la nación es él.—Quimeras, ignorancia , exaltación.—VI. Resumen, 427
LIBRO V: El pueblo.
CAPÍTULO PRIMERO.—I. La miseria.—Bajo Luis XIV.—Bajo Luis XV.—Bajo Luis XVI.—II. Condición del campesino durante los últimos treinta años del antiguo régimen.—Lo precario de su subsistencia.—Estado de la agricultura.—Tierras incultas.—Malos cultivos.—Salarios escasos.—Falta de bienestar.—III. Aspecto del campo y de los campesinos.—De qué manera se convierte en propietario el campesino.—Tampoco está á gusto.—Aumento de cargas.—En el antiguo régimen es «la bestia de carga», 457
CAP. II.—Causa principal de la miseria: los impuestos.—I. Impuestos directos.—Estado de diversos dominios á fines del reinado de Luis XV.—Lo que se llevan los de los diezmos y el fisco.—Lo que queda al propietario.—II. Estado de varias provincias al estallar la revolución.—Talla, accesorios, capitaciones, vigésimas, impuesto de jornadas.-Lo que cada uno de estos tributos se lleva de la renta. -Enormidad de la cifra total.—III. Cuatro impuestos directos sobre el tallable, que no tiene más que sus brazos.—IV. La colecta y los embargos.—V. Impuestos indirectos.—Las gabelas y los subsidios.—VI. Por qué pesan tanto los impuestos.—Las exenciones y los privilegios.—VII. Consumos en las ciudades.—La carga recae en todas partes sobre los más pobres.—VIII . Quejas, 482
CAP. III.—I. Estado de los cerebros populares.—Incapacidad mental.—Cómo se transforman las ideas en leyendas.—II. Incapacidad política.—Como se interpretan las novedades políticas y los actos del gobierno.—III. Impulsos destructores.—Aquello sobre que se ensaña la ciega cólera.—Desconfianza contra los jefes naturales.—De sospechosos, se convierten en odiados.—Disposiciones del pueblo en 1789.—IV. Reclutamientos y cabezas de motín.—Cazadores furtivos.—Contrabandistas..—Bandidos.—Mendigos y vagabundos.—Aparición de ladrones.—El pueblo de París, 512
CAP. IV.—I. La fuerza armada se disuelve.—Como se recluta el ejército.—II. La organización social queda disuelta. No hay ningún lazo de unión.—Inercia de las provincias.—Ascendiente de París.—III. Dirección de la corriente.—El hombre del pueblo conducido por el abogado.—Los únicos poderes que quedan son la teoría y las picas.—Suicidio del antiguo régimen, 531
CAP. V.—Resumen, 542
NOTAS
NOTA 1.ª Sobre el número de eclesiásticos y de nobles , 551
NOTA 2.ª Sobre los derechos feudales y sobre el estado de un dominio en 1783, 553
NOTA 3.ª Sobre la diferencia entre la renta real y nominal de las dignidades eclesiásticas, 561
NOTA 4.ª Sobre la educación de los príncipes y princesas, 563
NOTA 5.ª Sobre la cifra del impuesto directo, 565